el podemos huelén madrugando nuevamente!!!

Claro que la tarea fue más dura de lo esperado. Quizás porque era viernes, quizás por la idiosincrasia del trabajador de oficinas y comercio del centro de nuestra ciudad. Hubo momentos en que varios de los presentes (Alejandra, Andrea, Álvaro, Fernando y Carlos) pensamos que no ibamos a lograr el objetivo.

Claro que quedan preguntas en el camino. Preguntas que reafirman nuestro compromiso con las transformaciones que nuestra sociedad pide a gritos.
¿Cómo se explica esta incapacidad de mirar a otro en la calle que ofrece un buenos días y un mensaje?
¿Qué le sucede a tanta gente que va a trabajar por las mañanas en un ensimismamiento idiotizante y destilando amargura?
¿Cuánta es la desconfianza en el otro como para rechazar un saludo y una sonrisa sin siquiera analizar de que se trata?
Todas esas son preguntas para los sociologos, los cientistas sociales en general, pero también para todos quienes queremos construir colectivos y comunidades de seres humanos capaces de solidaridad y fraternidad.
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